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La pedida de mano, en su sentido original, servía para obtener el consentimiento del padre de la novia, es decir, ‘pedirle permiso’ para casarse con su hija. Esta tradición tiene su origen en el Imperio Romano y se conocía como ‘manus’, ya que en esa época los padres tenían el poder y la autoridad sobre sus hijas. Si el padre de la novia aceptaba el compromiso, la autoridad de la hija pasaba a manos de su marido.

En la actualidad, pedirle a tu pareja que se case contigo suele ser un momento íntimo, obviando ese permiso al padre. A pesar de eso, algunas parejas, sobre todo jóvenes, después de comprometerse suelen celebrar lo que se conoce como ‘la pedida’, una fiesta familiar, en un entorno más o menos íntimo que sirve para festejar el compromiso y hacer que todos los miembros de la familia cercana se conozcan. Normalmente se celebra en la casa de los padres de la novia -se contrata un catering-, aunque hay otras opciones como ir a un restaurante.

Además, es tradición que los amigos y familiares de los novios envíen a casa de los padres de la novia ramos de flores, simbolizando así su cariño y sus buenos deseos hacia su compromiso.

También es tradición que los padres de la novia hagan un regalo al novio y los padres del novio a la novia. Suele ser un anillo para ella y un reloj para él, aunque esto cada vez es más amplio.

Tras la cena, es muy habitual reunirse con los amigos para celebrar el compromiso con una fiesta, ya que la cena está reservada para los familiares más cercanos.

En unos días compartiré más fotos de esta increíble pedida en un post. La fotógrafa es Paloma Gómez.