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Beatriz y Alfonso se casaron el pasado octubre en Noja, de donde es la familia del novio, tras comprometerse en plena borrasca Filomena.

Para los preparativos, Beatriz usó un camisón antiguo que utilizó su abuela el día de su boda, realizado en seda con incrustaciones de encaje y de color blanco roto. Por encima, se puso una bata de terciopelo con cuello mao y manga larga que ella misma diseñó como abrigo para llevar en la boda de una amiga y que nunca estrenó.

El vestido fue un diseño de Inés Lacasa, realizado en satén de seda sostenible en blanco roto con un sutil brillo. Hecho con escote en pico cruzado y manga larga rematada con un puño de punto artesanal -el mismo que se ve por la apertura de la falda-.

Para el peinado y el maquillaje eligió a Cris y Estela de Dreams Espacio de Moda, que consiguieron un resultado natural y elegante. Lució una coleta con un pequeño recogido en la parte superior que sujetaba la pulsera de pedida de su bisabuela, de oro blanco y brillantes, que enmarcaba el sencillo velo.

La iglesia en la que se dieron el ‘sí quiero’ fue Santa María de Bareyo, donde además se habían casado los padres de Alfonso. Fue decorada por Lafuente Floristas con dos columnas a los lados del altar, compuestas por flores como hortensias, eucalipto o magnolio.

Al salir de la iglesia, les recibieron un grupo de danzadores regionales. Allí les esperaba un coche antiguo de Hurtán en tonos beige que les llevó al lugar del convite. Del menú de la boda se encargó el catering Oh lá lá.

Tras la ceremonia, Beatriz se quitó el velo y lo sustituyó por un mantón de Manila del mismo tono que el vestido, heredado por parte de la madre de Beatriz -familia de origen andaluz-.

El ramo que llevó estaba compuesto por rosas de color blanco y feneció marítima, creado por Lafuente Floristas.

La novia llevó tres joyas para el gran día; el anillo de pedida que le regaló Alfonso -replica de una sortija antigua de la familia-, unos pendientes que los padres de Beatriz habían regalado a su hermana y la pulsera de pedida de su bisabuela que lució en el pelo.

Para la ceremonia eligió los zapatos Magritte de Flor de Asoka en terciopelo con un tono rosa empolvado, que después cambió por unas converse blancas.

Alfonso lució un chaqué gris marengo que combinó con un chaleco verde oliva de Budiman. La corbata era un regalo de su padrino, de la marca Hermès.

El banquete lo celebraron en el jardín de la casa familiar bajo unas carpas abiertas. Las flores de las mesas a cargo de Lafuente Floristas y los meseros y el seating lo realizó la ilustradora Sena Cifuentes, que numeró las mesas con las letras del abecedario, mientras que la caligrafía la realizó Bonjour Blanche.

De la música se encargó Amazing Deejays.

De las fotos se encargó el equipo de Música para Camaleones y el vídeo estuvo a manos de JotaeLe Mayer.